Corría el año XI antes de Cristo cuando, según cuenta La Biblia, un gigantón llamado Goliath, de la ciudad de Gath y miembro del ejército de los filisteos, confiado de su fuerza descomunal, se plantó bien armado ante el ejército del Israel, encabezado por el Rey Saúl, y desafió a cualquier soldado a que luchase contra él. El perdedor haría de su nación esclava de la otra. Así pasaron cuarenta días sin que nadie mostrara suficiente valor... David era un campesino humilde al que su padre encargó que llevara alimentos a sus hermanos militares y diese parte de su condición. Cuando llegó a Jerusalén vio y oyó la soberbia de Goliath y se dirigió al Rey Saúl exclamando: “no desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo “. Tras convencer al incrédulo Rey de que, pese a ser un niño, estaba confiado en su victoria, se plantó frente a Goliath. El de Gath se enfureció al ver a un crío como enemigo y lo amenazó de muerte a lo que David afirmó: “tu tienes armas poderosas pero yo tengo a Yaveh de mi parte, te venceré y te cortaré la cabeza”. Cuando Goliath, enfurecido, avanzó hacia el muchacho torpemente, David (futuro Rey David) sacó una de sus piedras y con la honda se la lanzó y le hirió mortalmente en la frente. Después, cumplió la promesa y le degolló. La cabeza de Goliath rodó a los pies de Saúl.
Ayer El Bernabéu se disfrazó de Jerusalén para revivir una hazaña histórica entre el gigante Goliath, el Real Madrid, y el humilde David, el Real Unión. El Madrid había desafiado al resto de equipos de España y Europa atemorizándoles y bravuconeándose. Pero pobre de él. Si hace una semana hablábamos de la dolorosa y peligrosa derrota de los merengues ante la Juventus, hoy analizamos un hito histórico. Un humilde de provincias, el Real Unión de Irún, recogió la bravata del gigante madrileño y se presentó con poco, con lo que tenía. Pero venció. El Madrid, bien armado de grandes estrellas, sucumbió. El Real Unión contaba con algo más: ilusión, coraje, espíritu de equipo y ambición. En el minuto 90, en El Bernabéu, un centro medido que dibujó una onda perfecta (curiosa serendipia), fue rematado de cabeza por Eneko Romo y proyectó una pedrada que golpeó mortalmente en la portería de Dudek. El Real Madrid, el equipo más rico y con más presupuesto del mundo, ha sido eliminado en su propio estadio por un equipo de 2ª B y a doble partido. Muchas son las cuestiones que se abren ahora pero seguramente, si siguen así las cosas, volverán a rodar cabezas.
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