Debe ser difícil ser futbolista. Sí porque eres una persona venerada, que cobra mucho, mucho dinero por hacer lo que le gusta, por jugar. Así las cosas hay que tener una buena cabeza y ser muy inteligente para no caer en la soberbia y la prepotencia. Pero tristemente tenemos ejemplos que demuestran lo contrario. Si el año pasado fue D'Alessandro y su ego quien ocasionó problemas, este año ha sido Fabio Coentrao, un fichaje que venía como estrella en Portugal y del que se atrevían a decir que era el nuevo Cristiano Ronaldo. Nada más lejos de la realidad. O quizás tuvieran razón, pero no ha podido demostrarlo. Nunca se ha sentido a gusto en la plantilla y ha estado medio apartada. Conocidas fueron sus escapadas nocturnas a bares de Zaragoza, algo que rompía el código disciplinario. Y luego, pese a las pruebas (incluso fotográficas) se atrevía a jurar que el no había estado en tales lugares. Qué jeta. Ahora Coentrao tiene las horas contadas en este club y se irá por la puerta de atrás después de haber jugado solo 9 minutos ante el Alavés. Una pena, pero mucho orgullo y prepotencia. En el fútbol, y sobre todo con Marcelino, hay que ser humilde. El ego te destruye. De todas formas Coentrao, ego te absolvo.
sábado, 27 de diciembre de 2008
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