Quizás hacía más de un lustro que no practicaba el noble arte de la cesta pero me he reencontrado con él y he notado muchas diferencias. Cuando era mucho más pequeño la canasta se me hacía demasiado grande y me faltaba fuerza para lanzar. Ahora no tengo ese problema.
Cogía la pelota, sabía botarla, sabía marcharme con ella y sobre todo sabía encestar. Cuando jugábamos un tres contra tres siempre anotaba bastantes puntos y en el partido que jugamos (ganando 30-56) me encontré cómodo anotando dos triples y defendiendo bajo el aro.
El baloncesto era un deporte que sólo veía pero en el he descubierto un juego bastante divertido y ahora, para mí, accesible. Declaro mi enamoramiento sobre el deporte de la canasta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario