NOTA: la UEFA, entrando en razón, ha decidido aplazar (que no anular) la decisión de clausura que recae sobre el Vicente Calderón. Este comentario es previo a este matiz y está escrito en la calentura del momento
El Atlético de Madrid ni me va ni me viene pero el fútbol español me preocupa mucho, sobre todo cuando se está viendo inmerso en una oleada de descalificaciones, infamias e injusticias que no sólo ponen en entredicho la coherencia ética y profesional de nuestros clubes, sus aficionados y los cuerpos de seguridad del Estado, sino que sirven de punzón que sangra el proyecto internacional de Madrid 2016.
Desde Inglaterra nos tachan de racistas y con toda la chulería del mundo se niegan a jugar un amistoso contra España en el Bernabéu cuando siquiera ambas partes se han sentado a negociar el contrato del partido. Y unas horas después Platini y su UEFA deciden clausurar ¡el Vicente Calderón! ¡Zasca! Otro golpe, y este, por mucho más injusto, duele. Duele e indigna, y no sólo a los colchoneros sino a todos los españoles porque esta desfachatez enjuicia el buen hacer de nuestro fútbol.
¿Qué ocurrió en Madrid? Pues el día del partido entre el Atleti y el OM (Olympique de Marseille) ocurrieron algunos incidentes con la afición francesa. Se encargó a la policía que retirara una pancarta de los marselleses y en ese intento los ultras de la Cote d'Azur reaccionaron con violencia arrancando asientos y agrediendo a la policía nacional que, evidentemente, no se quedó impasible ante los golpes y cargó. ¿Los policías debieron reaccionar con más contención? Quizás pero ¿quién es el principal culpable de estos incidentes? Pues la misma afición radical que durante el partido literalmente se meó sobre los seguidores atléticos.
Pero por muy tozudos que sean los franceses y Platini (oh la la, il est français!), y por muchos que se crean las mentiras que salen desde los medios galos, aquí la culpabilidad residiría en todo caso en la institución policial y no en el Atlético de Madrid y, por ende, el estadio no podría ser clausurado.
Así que para que la culpa también recaiga en el Atlético de Madrid había que buscar otro elemento y ahí entra en escena el famoso racismo español (ay Luis, Luis, tú ya lo viviste). Pero ¿alguien estuvo allí? Si tengo que creer a los medios deportivos de España, y lo hago porque enseñan pruebas, en ningún momento hubo gritos racistas. Desde Francia se alega que un grito de mono ahogaba el estadio cuando lo que se exclamaba en señal de alabanza era "¡Kun, Kun, Kun, Kun!" (muy alejado de sonidos guturales). Pese a todo sí creo que en nuestros estadios, lamentablemente, aún entran un puñado de sinvergüenzas que usan violencia verbal muy a menudo y en ocasiones, para criticar a un jugador de color, usan vocablos racistas. Son los mismos que llaman al árbitro 'hijo de puta'.
En definitiva, lo que creo es que hay mucha envidia por ahí porque el fútbol español está creciendo y España es campeona de Europa. Lo que creo es que desde Francia o desde Inglaterra se quiere deslegitimar la candidatura de Madrid 2016. Y ya estoy hasta los UEFOS.
El Atlético de Madrid ni me va ni me viene pero el fútbol español me preocupa mucho, sobre todo cuando se está viendo inmerso en una oleada de descalificaciones, infamias e injusticias que no sólo ponen en entredicho la coherencia ética y profesional de nuestros clubes, sus aficionados y los cuerpos de seguridad del Estado, sino que sirven de punzón que sangra el proyecto internacional de Madrid 2016.
Desde Inglaterra nos tachan de racistas y con toda la chulería del mundo se niegan a jugar un amistoso contra España en el Bernabéu cuando siquiera ambas partes se han sentado a negociar el contrato del partido. Y unas horas después Platini y su UEFA deciden clausurar ¡el Vicente Calderón! ¡Zasca! Otro golpe, y este, por mucho más injusto, duele. Duele e indigna, y no sólo a los colchoneros sino a todos los españoles porque esta desfachatez enjuicia el buen hacer de nuestro fútbol.
¿Qué ocurrió en Madrid? Pues el día del partido entre el Atleti y el OM (Olympique de Marseille) ocurrieron algunos incidentes con la afición francesa. Se encargó a la policía que retirara una pancarta de los marselleses y en ese intento los ultras de la Cote d'Azur reaccionaron con violencia arrancando asientos y agrediendo a la policía nacional que, evidentemente, no se quedó impasible ante los golpes y cargó. ¿Los policías debieron reaccionar con más contención? Quizás pero ¿quién es el principal culpable de estos incidentes? Pues la misma afición radical que durante el partido literalmente se meó sobre los seguidores atléticos.
Pero por muy tozudos que sean los franceses y Platini (oh la la, il est français!), y por muchos que se crean las mentiras que salen desde los medios galos, aquí la culpabilidad residiría en todo caso en la institución policial y no en el Atlético de Madrid y, por ende, el estadio no podría ser clausurado.
Así que para que la culpa también recaiga en el Atlético de Madrid había que buscar otro elemento y ahí entra en escena el famoso racismo español (ay Luis, Luis, tú ya lo viviste). Pero ¿alguien estuvo allí? Si tengo que creer a los medios deportivos de España, y lo hago porque enseñan pruebas, en ningún momento hubo gritos racistas. Desde Francia se alega que un grito de mono ahogaba el estadio cuando lo que se exclamaba en señal de alabanza era "¡Kun, Kun, Kun, Kun!" (muy alejado de sonidos guturales). Pese a todo sí creo que en nuestros estadios, lamentablemente, aún entran un puñado de sinvergüenzas que usan violencia verbal muy a menudo y en ocasiones, para criticar a un jugador de color, usan vocablos racistas. Son los mismos que llaman al árbitro 'hijo de puta'.
En definitiva, lo que creo es que hay mucha envidia por ahí porque el fútbol español está creciendo y España es campeona de Europa. Lo que creo es que desde Francia o desde Inglaterra se quiere deslegitimar la candidatura de Madrid 2016. Y ya estoy hasta los UEFOS.
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